martes, 29 de enero de 2013

Hoy me he dedicado a reflexionar. Siempre es el ambiente el que me motiva a pensar en ciertas cosas, el que me inspira. Hoy pienso en el paraíso... Existe lo que llamamos "paraíso"? Depende del punto de vista.
Siempre he pensado que de existir un paraíso se encontraría en el hermoso sur de mi país. Pienso en esto ahora, así como estoy; sentada en el patio de la casa de mi hermano mayor, fumando un cigarrillo mientras observo el valle Simpson, con su río y sus bosques preciosos, convencida de que no hay mejor lugar para un paraíso que la región de Aysén. Un paraíso terrenal, claro está, donde disfrutamos de la belleza de este aun sin perder de vista que la vida es la misma a la que estamos acostumbrados. Pero, qué pasa con el "paraíso espiritual"? Se nos enseña desde pequeños que, si somos buenos, cuando nos llegue la hora tendremos el derecho de entrar a dicho paraíso, un lugar desbordante de belleza y paz (si, como el que mencioné antes), un lugar especialmente diseñado para aquellos que se han "ganado el cielo".
Existe realmente aquel cielo? O hemos vivido engañados toda la vida?
Al menos yo, prefiero creer en el paraíso tangible, aquel que tengo frente a mis ojos ahora mismo, aquel que me entrega toda la paz posible sin ninguna condición previa. Aquel paraíso donde cualquiera puede entrar: buenos y malos; ricos y pobres; adultos y niños; hombres, mujeres, homosexuales, transexuales y bisexuales, aquel paraíso de todos, sin ninguna distinción. 
Me gusta creer que un lugar así existe, y poder encontrarme ahora mismo en él sin que nadie me ponga como condición estar muerta.







miércoles, 2 de enero de 2013

Tu ausencia...

Tu ausencia me desmotiva, me deprime.
Me hace perderme en la negrura de la soledad, provoca en mí ganas de acostarme y no volver a levantarme, de desaparecer en aquella oscuridad para así poder encontrarte en algún lugar recóndito de mi mente.
Tu ausencia me desespera, me inquieta.
Hace que pierda fácilmente la paciencia, me pone ansiosa e intranquila, irritable, me sume en la inconsciencia, en la nostalgia, en la melancolía.
Tu ausencia saca lo peor de mí, lo más oscuro de mi personalidad.
Mi mal humor, mi sarcasmo innecesario, mi excesiva crueldad con aquellos que no tienen nada que ver en la razón de mi tristeza. Suelo desquitarme con los que me rodean cuando me deprimo y desespero.
Tu ausencia me tiene al borde de la locura, de la desesperación.
Provoca un sentimiento que quema dentro de mi, incontrolable, que se hace cada vez más intenso a medida que se agranda el profundo y oscuro agujero que tu ausencia deja en mi corazón.
La angustia me desgarra y me desvela. 
No puedo dormir pensando qué será de ti, quiero gritar y buscarte...buscarte hasta encontrarte, necesito encontrarte, necesito saber que estás bien, que todo ha valido la pena, que sigues aquí, conmigo. Necesito saber que esto no ha sido un error, que no deberé dejarte ahora que hemos llegado a este punto... Necesito desesperadamente saber de ti.
Tu ausencia me duele, me hiere, me fulmina...
Y aun así no puedo evitarlo, el que no estés aquí conmigo. 
Aun así me encuentro desvalida e impotente ante tu ausencia.